La distinción entre el futuro emergente y el futuro desplegándose se basa principalmente en la manera en la que cada uno de nosotros percibe el futuro.
El futuro emergente se refiere a un futuro que está en proceso de formación y cuyos contornos aún permanecen desconocidos o inciertos para nosotros porque aún no se han manifestado en su totalidad. Este tipo de futuro es típicamente asociado con cambios disruptivos o innovaciones que están en las etapas iniciales de desarrollo.
Además, en el futuro emergente, el énfasis está en las posibilidades y oportunidades que aún no han sido explorado ni se han materializado completamente. Se trata de una visión y un aprendizaje desde el futuro que reconoce la fluidez y la indeterminación del futuro. Por eso, el futuro emergente está muy asociado con la idea de resultados inesperados o a nuevos paradigmas.
Por su parte, el futuro que se despliega se percibe como una extensión o evolución de las tendencias y patrones existentes. Se siente que el futuro está "desplegándose" de manera predecible a partir del presente.
El énfasis del futuro que se despliega está en cómo las condiciones y decisiones actuales influirán en el futuro. Y esa influencia se determina en el contexto de un tiempo lineal (del pasado al presente al futuro) y sobre la base de datos conocidos y tendencias observadas.
Dicho de otro modo, el futuro se despliega es visto como una progresión lógica y a menudo gradual de lo que ya está ocurriendo, como una continuidad del presente.
Ambas perspectivas son importantes para la planificación y la anticipación estratégica,
Por ejemplo, el futuro emergente invita a explorar nuevas oportunidades, mientras que el futuro que se despliega nos lleva a concentrarnos en mejorar habilidades y conocimientos relevantes en la actualidad y que se anticipan que seguirán siendo valiosos en el futuro previsible.
El futuro emergente requiere desarrollar la capacidad de adaptarse rápidamente a cambios inesperados, como nuevas tecnologías o crisis globales, y a prepararse para para escenarios múltiples.
Por el contrario, el futuro que se despliega utiliza análisis de datos y proyecciones para mitigar riesgos en áreas como salud, carrera y finanzas. Y los planes a largo plazo se basan en asumir que las tendencias actuales son estables y predecibles.
En cuanto a la educación, el futuro emergente fomenta el aprendizaje de habilidades que podrían ser valiosas en futuros potenciales, como la programación cuántica o la inteligencia artificial. Por eso, invita a mantener una actitud de aprendizaje continuo y estar dispuesto a explorar áreas fuera de nuestra zona de comodidad.
A la vez, el futuro que se despliega invita a profundizar habilidades y conocimientos relevantes en la actualidad por medio de educación tradicional y certificaciones o títulos.
Al tomar consciencia de las dos perspectivas con las que percibimos el futuro podemos aumentar nuestro nivel de preparación tanto para los cambios predecibles (el futuro como continuidad del presente) como para aquellos imprevistos (el futuro sin continuidad con el presente), maximizando así nuestras oportunidades y minimizando los riesgos para cualquier futuro.
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